Desde mediados del s. XIX se vienen recogiendo noticias sobre la existencia de restos de la época romana en la zona de
Valduno, como la que consigna D. Ciriaco Miguel Vigil en su
Asturias Monumental, Epigráfica y Diplomática:
En septiembre de 1868 existían junto a la casa del labrador Domingo Tamargo, vecino del pueblo de Valduno, varios ladrillos de construcción romana y dimensiones diversas, y un pequeño molino de mano de piedra de grano; cuyos objetos encontrara labrando el terreno llamado de la Torre vieja próximo a su vivienda y a la iglesia, y también algunos cimientos de un edificio de grandes dimensiones.Sin embargo, el hallazgo más relevante vinculado al yacimiento es sin duda la monumental lápida dedicada a
Sestio Munigalico que el profesor D. José Manuel González descrubrió a escasos metros de la iglesia parroquial, en el año 1947, hoy custodiada en el
Museo Arqueológico de Asturias. Aquella debía proceder, con toda probabilidad, de las importantes reformas realizadas en el templo a fines del siglo XIX - principios del s. XX.
Las excavaciones arqueológicas desarrolladas en el lado meridional del templo abarcan una superficie de unos 46 m
2. Dichos trabajos han permitido documentar parcialmente dos estancias, pertenecientes al
caldarium y el
tepidarium de unas termas de notable entidad, que responden a la orientación canónica, recomendada por el tratado vitruviano.
La
cella caldarium disponía de una planta probablemente rectangular, hoy seccionada por el muro meridional del templo, rematando en el extremo opuesto, hacia el sur, con una cabecera absidada. En su tramo recto, septentrional, se encuentran los restos de una
suspensura o piso sobreelevado, sustentado por
pilae de ladrillos cuadrangulares, las cuales aún conservan buena parte de su alzado, a pesar de la notoria destrucción que acusan, producto de la ejecución de las tumbas medievales que sobre ellas se realizaron.
El remate absidado del extremo meridional de la estancia que venimos describiendo, alberga un
alveus o pileta semicircular, cuyo vaso posee 3 m de longitud en su tramo recto. Cerraba este último un murete de mampostería, parcialmente desmantelado, que alcanzaba una altura de aproximadamente 120 cm respecto al lecho de la bañera. Hacia el interior de ésta, adosado al murete, se conserva un escalón, aparejado con ladrillo, a modo de banco, situado a 50 cm por encima del suelo de la misma. El perímetro basal de la pileta se remata con la característica moldura de cuarto de bocel, típica de las estructuras de época romana destinadas a contener agua. Su conducto de desagüe se sitúa en el cuadrante suroriental; es una
fistula de plomo, perfectamente conservada. Un segundo
alveus, de menores dimensiones, se sitúa en el lado oeste de la estancia.
Dato verdaderamente singular es la presencia de restos de pigmento de tono rojizo - granate sobre el
signium original del
alveus semicircular. Cabe inferir que tales pinturas fueron realizadas al encausto. La habitación situada en el lado oriental del tramo recto de la estancia que venimos describiendo ha de corresponder al
tepidarium de los
balnea. Se puede asegurar que dicha habitación aun conserva buena parte del
hypocaustum prácticamente intacto.
En el muro medianero entre las dos estancias (
tepidarium y
caldarium), se abren dos arcos de latericio, que corresponden a los pasos de calor del
Hypocaustum. Dicho muro conserva, en la cara superior de su extremo septentrional, un pequeño retazo de
signinum pertenecientes al umbral del vano que comunicaba los citados ambientes. Este mismo lienzo, al que venimos haciendo referencia, estuvo dotado de una cámara de circulación de aire caliente (
concameratio).
Sobre estos restos romanos se superpone una necrópolis con varias fases de enterramientos correspondientes a época Medieval y Moderna, asociadas a los sucesivos templos de dichos periodos, que se han asentado sobre los vestigios del edificio termal.