En Cenera (Mieres), además del
Palacio de Abajo de Cenera es posible encontrarse también el conocido como Palacio de Arriba, inscrito en una espaciosa finca y que responde al tipo de la quintana al seguir un programa abierto que incluye la casa, capilla, cuadras, puente y palomar en una zona elevada próxima a la carretera que asciende hacia Gallegos.
Debemos a A. Montero Prieto (1995:137-150) el estudio de la documentación referida a sus propietarios; en la segunda mitad del siglo XVII una rama de los Bernardo de Miranda se asienta en el valle de Cuna.
Pedro Bernardo de Miranda, quien fuera regidor del concejo de Lena, contrajo matrimonio en 1664 con Isabel Cachero de Riosa Valdés, y los hijos de éstos heredaron el vínculo y mayorazgo de Riosa, al igual que el solar de los Cachero de Riosa.
En 1870 murió el último señor de la casa, Ramón Jacinto Bernardo de Miranda Omaña, quien no dejó descendencia.
En la actualidad sus propietarios viven en otro edificio y el palacio sufre cierto abandono por lo costoso de su mantenimiento.
El palacio puede datar del siglo XVI, y haber sido reformado en 1755 en cuanto a los huecos del piso superior, que contrastan con el carácter hermético de la planta terrena.
Atestigua esta transformación la inscripción labrada en el dintel de un balcón del costado occidental:
Hizo esta obra/ Jvº Díaz Vºde Rio/sa año de 1755.
Se estructura según una planta rectangular desarrollada en dos alturas, que configura un bloque sobrio y cerrado. Está ejecutada con mampostería cargada, enlucida en el piso, y con sillar visto en los recercos de vanos. Cubre a cuatro vertientes muy pendientes con teja curva y en todo el perímetro se dispone un alero de madera sobre mensulillas. La fachada principal, abierta al mediodía, se ve precedida de un pavimento de cantos de río. En el piso bajo se abre un arco adovelado con despiece radial y una puerta arquitrabada sobre mensulillas, así como algunas saeteras con derrame exterior que hablan de una fábrica de cierta antigüedad. Un reloj solar se dispone sobre la entrada en arco; está realizado en una laja pizarreña y recibe la sigiente inscripción:
Me hizo Antonio Fernández presbítero año de MDCCCVIII/soy de Francisco Fernández de Miranda y Tobar.
Cinco balcones enrasados cerrados con antepechos de madera trabajados con el torno se abren en el piso noble.
En el costado Este la distribución de huecos es más irregular, pero muestra igualmente balcones en el piso alto. La parte posterior recibe una tosca solana de madera, bajo cuyo alero se cobija un palomar (C. Burgos, 1997:288).
Del interior destacamos el portal, pavimentado con cantos de río, que comunica mediante un arco de grandes dovelas despiezadas a una escalera y sala con el solado de losas, y aún existe otro arco de gran dovelaje que precede a la cocina. Ésta conserva el suelo de losas de piedra, el horno en que se amasaba el pan que el señor de la casa distribuía semanalmente a los necesitados de la contornada, el serdu de avellano trenzado sobre el que se secaban los frutos.
También se sitúan en este piso terreno las caballerizas, el lagar y cuartos para la salazón. En el piso alto mencionamos el curioso salón de gran tamaño, conocido como cuarto del ajedrez: su pavimento combina cuadrados de nogal negro y chopo blanco que crean un damero original. Existen igualmente alcobas y otros cuartos, remodelados para facilitar el uso residencial en la década de 1940.
La capilla se dispone exenta ante la casa, y sigue esquemas populares. De planta rectangular, conserva el pavimento de losas y el presbiterio se diferencia mediante dos escalones, aunque se engloba en un único volumen acusado al exterior. Su fachada remata en espadaña de un ojo con la campana fechada en 1884, y conserva un retablo de factura barroca que albergaba las tallas de San Francisco, San Antonio y la Inmaculada, y sendos arcones con los blasones da la familia. Estuvo dedicada a Nuestra Señora de la Anunciación, a San Ildefonso y a San Antonio a lo largo de su historia, y fue fundada en 1602 por Leonor de Miranda. En la finca se halla, en una suave loma, el palomar: es un volumen turriforme de planta circular y cubierta cónica; el puente de piedra, de un sólo ojo, apenas se puede ver por la vegetación.