Aunque parece que el origen de León puede adelantarse algunos años por la reciente aparición de restos arqueológicos con seguridad se puede afirmar que en el año 74 d. C. la Legio VII Gemina se instaló en el encuentro de los ríos Torío y Bernesga dando lugar al nacimiento de la ciudad y su nombre, éste evolución de la palabra legio = León. Surgió a partir de un campamento militar, con planta rectangular (unas 20 hectáreas de superficie) y dos grandes calles interiores, cardus y decumanus, que se cortaban perpendicularmente y se orientaban hacia los cuatro puntos cardinales. El perímetro defensivo (570 x 350 metros) primero se levantó con empalizadas y luego fue fortificado de nuevo en época bajoimperial, a finales del siglo III o comienzos del IV, con un recinto amurallado compuesto por sillares de igual altura y diferente longitud y anchura y juntas encintadas como se aprecia en los restos junto a las escalerillas de San Isidoro. De los edificios oficiales romanos ninguno ha podido ser identificado hasta la fecha, aunque sí se conservan importantes restos de las termas bajo el subsuelo de la Catedral de León, tales como pavimentos, mosaicos, hipocaustos, etc. También se ha documentado la existencia de un acueducto en forma de túnel para abastecer de agua a la ciudad que entraba por Puerta Castillo procedente del Bernesga y que descendía por el Alto de la Nevera.
Desde el siglo VI hasta el X las murallas leonesas fueron objeto de numerosas agresiones y reparaciones al encontrarse el territorio en lugar de frecuentes enfrentamientos, primero entre los pueblos godos y después entre cristianos y musulmanes.
En el siglo XI el rey Alfonso V (1010) levantó una muralla por delante de la romana rodeando todo el perímetro, de una altura de 7 metros y un grosor de 5,30 metros, con cubos cada 15 metros aproximadamente, a la que pertenecen la mayoría de las partes hoy conservadas; de las dos calles principales romanas el cardo fue desapareciendo poco a poco por la nueva edificación, mientras que el decumanus aún persiste (calle Ancha). También se preservaron las cuatro puertas en el centro de los lienzos (Puerta Castillo al N., Puerta del Arco del Rey al S., Puerta Obispo al E. y Puerta Cauriense al O.), de las que sólo queda la primera, reformada en el siglo XVIII. De esta muralla quedan importantes restos en los lados norte (con el Castillo al lado de la puerta de igual nombre), cubos y lienzos en el mismo, en el oeste (hasta San Isidoro y hasta el Palacio de los Guzmanes de León) y en el este con la Torre de los Ponce en el ángulo sureste; la cortina del lado sur ha desaparecido casi por completo, a excepción de algún cubo embebido en edificaciones (trasera del palacio del Conde Luna).
A partir del siglo XI se desarrollaron dos nuevos barrios, uno mercantil al sur (San Martín), otro al oeste (San Marcelo), que se fundieron con el barrio de Santa María del Camino, del Mercado o del Grano, conjunto de ampliaciones de la primitiva ciudad que fue rodeado en el siglo XIII por una cerca fiscal primero de tapial y luego de mampostería. Se reconstruyó en tiempos de Alfonso XI (h. 1330) con ronda interior y adarve, que se conserva en buena medida entre Puertamoneda y la plaza de Riaño y con importantes restos hacia el norte entre las casas y por el otro lado por la calle de la Independencia, estos recientemente consolidados una vez demolidas las construcciones que se encastraban en ellos.