Ermita rupestre de San Acisclo y Santa Vitoria de Arroyuelos

Esta iglesia, que estuvo dedicada a los santos Acisclo y Victoria, y se ubica en la parte alta del caserío de Arroyuelos, es la única ermita rupestre de Valderredible con dos plantas. En su entorno inmediato existe una necrópolis de tumbas excavadas en roca, antropomorfas y de bañera; una de las sepulturas cuenta con moldura para encajar la tapadera; otra es infantil a juzgar por sus dimensiones. La orientación de todas ellas es la cristiana de este-oeste, con la cabecera hacia el ocaso.

Al apreciarse nítidamente las características de la arquitectura mozárabe en el uso sistemático del arco de tu ndura, en planta y alzado, y en la complicación de los espacios excavados, puede inferirse una datación más clara que en el resto de construcciones hipógeas de Valderredible, que se puede situar en torno al s. X.

La iglesia consta de dos plantas: la inferior tiene su cabecera rematada en planta con arco de herradura, mientras que por el otro extremo se cierra con un contraábside que prolonga la nave hacia el oeste y remata en media circunferencia irregular. La nave interior está formada por dos ampliaciones de la principal, que proyectan su frente rematadas en arco de medio punto, que descargan sobre un pilar de sección cuadrada que marca la separación entre ambos espacios. El arco triunfal tiene un vano común a ambas plantas y aparece rematado en arco de herradura. La planta superior tiene acceso desde los pies de la nave principal a través de la escalinata que alcanza el nivel de este piso, excavada entre la pared meridional de la nave principal y el exterior de la roca donde se sitúa la cavidad. Constituye, pues, una especie de tribuna elevada respecto a la nave principal. Se comunica con ésta por medio de dos arcadas, rematadas en sendos arcos de medio punto. Con el exterior se hubo de comunicar por los vanos cegados que se sitúan sobre la puerta de entrada. Tanto el pilar central que separa los espacios de la nave interior de la planta baja, como las paredes, tienen abundantes huecos y mechinales para encastrar vigas de soporte para mantener una estructura de madera, situada a una cota similar de la tribuna tallada en piedra. Por ello se apunta la posibilidad de que existiese un piso de madera que completase esta segunda planta sobre las dos naves del piso inferior.

El municipio de Valderredible acoge un magnífico patrimonio rupestre de cronología altomedieval con vínculos en los estilos asturiano, visigodo y mozárabe; la magnitud, singularidad en origen e importancia histórica de ermitas, necrópolis, lauras y habitáculos, elevan el grupo a la categoría de inigualable, en el marco de los conjuntos de arquitectura y arte prerrománico de la Península Ibérica.

Entre las razones que explican la presencia de este singular patrimonio en el valle, hay una evidente de orden ambiental. Se trata, de la presencia generalizada en Valderredible de dos tipos de litologías bien definidas, con una característica común: la escasa cohesión, con dominancia de materiales pétreos de carácter blando, que permiten su fácil excavación manual, disponiendo únicamente de herramientas simples, como picos, palas y equipamiento similar. Por un lado, areniscas del Cretácico inferior y sedimentación continental, con cantos rodados de cuarzo, cuarcita y otras rocas silíceas en matriz arenosa escasamente compacta; por otro lado las tobas calcáreas de la segunda mitad del período Terciario, litología que es soporte del conjunto eremítico del Tobazo, en Villaescusa de Ebro.

Este tipo de manifestaciones no constituyen un fenómeno aislado sino que se vinculan a todo el valle del alto Ebro riojano y navarro. El origen de este tipo de construcciones es preciso buscarlo en el movimiento repoblador que acontece en los siglos IX y X, más allá del goteo foramontano, y en directa relación con las diferentes oleadas de ocupación mozárabes.

La técnica constructiva repite cánones comunes en todo el valle.

Se trata de cavidades excavadas por el hombre, con ubicaciones apacibles, cerca de un curso de agua, con una necrópolis de tumbas antropomorfas excavadas que se adosan a ermitas o santuarios, y una clara preocupación arquitectónica que se manifiesta en ideas y diseños prefijados.

La función religiosa cristiana no parece discutible. Si lo es el hecho de si nos encontramos exclusivamente ante centros eremíticos y monacales o si, por el contrario, ha podido sumarse a esta función su condición de templos parroquiales. En Valderredible, la primera posibilidad aparece clara en el caso del Tobazo o el Cuevatón de Cezura, rodeados de celdas y covachas utilizadas como morada y, posteriormente, como enterramiento. El caso de la Ermita rupestre de Cadalso, en culto actual, pero no relacionado con núcleo de población, también apunta a su posible origen en la búsqueda de lo yermo y apartado, como vía hacia la espiritualidad ascética.

En Arroyuelos, la configuración con tribunas sobre las naves apunta a un deseo de diferenciar espacios para la celebración litúrgica, que puede relacionarse con su función no exclusivamente monacal. La analogía iglesia rupestre-parroquia-poblamiento aparece más clara que en ningún otro caso en Campo de Ebro, donde el templo de fábrica se construye inmediatamente ante la iglesia rupestre. No existen aquí tampoco las covachas eremíticas y sepulturas que aparecen en otros lugares. Esta misma impresión de dualidad de funciones ofrece también la Iglesia rupestre de Santa María de Valverde, donde si encontramos tumbas excavadas en roca, no visibles en la actualidad, y una o dos celdas en las cercanías que nos hablan del contexto monacal de sus comienzos.