Ermita de Santa Cecilia de Barriosuso

En un altozano, cercado por el río Mataviejas, próximo a Barriosuso y perteneciente al Ayuntamiento de Santibáñez del Val, se encuentra la Ermita de Santa Cecilia, en el Valle de Tabladillo. Se encuentra completamente aislada sobre una loma donde debió existir un asentamiento romano, quizás una villa, cerca de la calzada que comunicaba Clunia con Astorga.

La primera noticia documental de este edificio data del 29 de septiembre del 924, en plena época de repoblación de esta zona; es un diploma en el que los señores de su dominio emancipan a la iglesia, que parece ser que sirvió durante más de cien años como iglesia parroquial de Tabladillo, municipio hoy desaparecido pero que fue una villa independiente de relativa importancia tanto durante la dominación romana como en los primeros siglos de la reconquista. A finales del s. X sufrió las incursiones de Almanzor. Posteriormente la ermita fue anexionada al Monasterio de San Pedro de Arlanza (1041). Desde el año 1125 pasó a depender jurídicamente del Monasterio de Santo Domingo de Silos, y así siguió hasta la desamortización del año 1835.

Se trata de una ermita construida, fundamentalmente, en dos fases. El templo pertenece al siglo X, dentro del llamado mozárabe o iglesias de repoblación, mientras que el pórtico se añadió en época románica. La ermita de Santa Cecilia ya es citada en el temprano año 924 por lo que su construcción debió llevarse a cabo entre finales del siglo IX y comienzos del X, como consecuencia de los movimientos repobladores de aquella época. Por tanto estamos ante una construcción muy antigua, propia de la arquitectura prerrománica. De esa misma época parecen ser los rebajes artificiales a modo de habitáculos que hay cerca de la ermita. En sus cercanías aún puede verse unas fuentes, con lo que probablemente, el sitio fuera también un santuario de época precristiana; en sus cercanías, diversas excavaciones encontraron terra sigilata y otros elementos arqueológicos romanos. Sufrió algunas importantes alteraciones y adiciones a finales del siglo XII o comienzos del XIII, cuando se sustituyó la puerta original por otra románica y se adosó una galería porticada también de este estilo.

Santa Cecilia es una iglesia, construida en piedra de sillería y sillarejo, formada por una sola nave rectangular de 8,37 x 4,37 m, y un ábside cuadrado de unos 2 m de lado, orientado hacia el este, ambos con tejado a dos aguas. Hoy día tiene además un pórtico románico adosado en el costado sur, también de buena construcción a base de sillares bien labrados, y una torre cuadrada, erigida sobre el ábside en mampuesto de peor calidad que el de el resto de la iglesia y de datación problemática, pero evidentemente de construcción posterior.

Actualmente la única puerta de acceso está situada en el costado sur. Pertenece a la modificación de época románica, se estima que de mediados del siglo XII, y está formada por un doble arco de medio punto, sobre impostas y jambas. Dispone de una sencilla pero muy bella decoración en la que sorprende la semejanza del tipo de talla existente en sus impostas con los frisos de la Ermita de Santa María de Quintanilla de las Viñas -situada a sólo 45km-, tanto por la técnica utilizada como por su esquema decorativo, consistente en tallos ondulados con flores de tres hojas en las inflexiones, de evidente ascendencia visigoda.

También en el muro sur, se aprecian los dinteles de dos puertas, actualmente tapiadas, que debieron pertenecer al diseño original. Junto a la puerta de entrada, hay dos ventanas de tipo aspillera, en arco de herradura, que también corresponden a la fase mozárabe. La iglesia dispone además de dos ventanas en el ábside, una de ellas en el testero, del tipo ventana-celosía, en forma de cruz delimitada por cinco círculos, y otra en su costado sur, muy estrecha, de doble derrame. En el hastial occidental, en el que es evidente que nunca han existido puertas, existe una gran ventana, abierta en la reestructuración de finales del siglo XIX, posiblemente sustituyendo a la original, de menor tamaño.

En su interior, en el que no encontramos ningún tipo de decoración, sólo existen dos ambientes, la nave y el ábside, separados por un arco de herradura que se puede considerar como el elemento más característico de todo el conjunto. Fue modificado en el siglo XII, rebajando los laterales de la herradura para darle apariencia románica, pero en 1889 los monjes de Silos emplazaron, a modo de impostas, dos sillares acabados en curva en el arranque del arco, con objeto de devolverle su forma original de herradura. Si bien las dovelas carecen de cualquier indicio de decoración, ni existe ningún alfiz, se sabe que hasta 1974, hubo una piedra saliente encima de las dovelas superiores, que tenía una cruz vaciada, conservada actualmente en Silos, así como una pila de agua bendita, labrada en un sillar cuadrangular y con una interesante decoración de época muy anterior a la iglesia, que también fue trasladada a Silos.

Mientras la nave tiene cobertura en madera, a dos aguas, reconstruida en 1889, el ábside está cubierto por bóveda de media naranja sobre pechinas, construida a base de grandes mampuestos, solución habitual en la arquitectura bizantina, que recuerda a la del Baptisterio de Gabia Grande, aunque es más probable que su utilización en la España de comienzos del siglo X provenga de la influencia generada por las importantes relaciones artísticas entre Al Andalus y Bizancio en esa época.

Este conjunto prerrománico se completó, seguramente en el siglo XII, con un pórtico románico. Consta de cinco arcos de medio punto, sin capiteles, sobre pilastras en lugar de columnas. El mayor y central sirve de acceso. Los otros, dos de cada lado, más pequeños, están ligeramente peraltados. En la parte exterior, una pequeña cenefa ajedrezada va formando arquivoltas de medio punto en perfecta correspondencia con los arcos.

La portada es un bello ejemplar románico elaborado con esmero, pero de relieve casi plano. Consta de un sencillo arco de medio punto moldurado y arquivolta con entrelazo de mimbres que cobija la rosa de los vientos. El anillo exterior de la arquivolta es el más elegante y lleva esculpidas palmetas.