Colegio de los Irlandeses o del Arzobispo Fonseca de Salamanca

Fue fundación de don Alonso de Fonseca III, arzobispo de Santiago de Compostela primero y luego de Toledo, y uno de los mecenas del Renacimiento español. Puesto bajo la advocación de Santiago el Cebedeo, es uno de los cuatro colegios mayores que tuvo la Universidad de Salamanca y el que mejor, desde el punto de vista arquitectónico, se ha conservado. Se le denomina también Colegio de Irlandeses, pues los seminaristas de esa nacionalidad lo ocuparon desde 1838 hasta 1936. La bula fundacional fue otorgada por Clemente VII el 13 de octubre de 1525, aunque el arzobispo se había hecho con el solar, donado por los franciscanos, en 1518; un año después comenzaba el acarreo de los materiales, y las obras de cimentación en 1521; se ve que el fundador tenía prisa y no esperó el permiso pontificio.

El conjunto arquitectónico fue proyectado por Diego de Siloe y sigue los esquemas planimétricos al uso en este tipo de edificios, organizados alrededor de un claustro al que dan las dependencias más importantes. A él se accede a través de un zaguán, cubierto con bóveda de crucería estrellada de terceletes y combados; a su derecha, se levanta la capilla y a la izquierda lo que fue el General y la biblioteca. Y todo ello, junto con la portada constituye el núcleo artístico al que hay que añadir dependencias meramente utilitarias. Entre 1521 y 1534 se levantó lo sustancial del colegio y parte de la capilla, continuada después en 1540. Finalmente, en 1558 se erigió la hospedería, muy alterada en época barroca.

La fachada, precedida de un atrio, se caracteriza por estar construida con mampostería, reservándose la sillería para recercos de ventanas, algunas con ornatos platerescos, y la portada principal, resuelta a base de elementos arquitectónicos, muy siloescos, y ausencia de adornos gratuitos; la puerta adintelada se articula con columnas jónicas pareadas que en el segundo cuerpo acogen estatuas de San Agustín y San Ildefonso. La decoración se completa con los escudos de Fonseca con cuernos de la abundancia, y el gran medallón de Santiago en la batalla de Clavijo sobre la ventana superior. A mano derecha del zaguán se abre la rica puerta -obra de Juan de Álava- de la capilla, cuya nave es obra también suya, caracterizada por soluciones goticistas; esos dos primeros tramos, anteriores a 1529, fueron continuados en 1540 por Rodrigo Gil de Hontañón, quien añadió el crucero y la capilla mayor, materializándolos, entre otros, Pedro de Ibarra, Vergara y Miguel de Aguirre. Lo obrado ahora tiene semejanzas con San Esteban. Particular belleza tiene el claustro, con dos pisos; el inferior voltea arcos semicirculares que apean sobre pilares ornados en sus frentes con columnas, solución muy romana que fue novedad en Salamanca; el segundo, tal vez ajeno a lo proyectado por Siloe, cierra con arquerías rebajadas y luce columnas abalaustradas. Uno y otro se engalanan con bellísimos medallones que suman 128, debidos posiblemente a Juan de Álava los inferiores y a Pedro de Ibarra los altos. La serie efigia a personajes sacados de la mitología clásica, la Biblia y la historia, en definitiva, toda una serie de "Uomini Famosi" que se proponían a los estudiantes como modelos a seguir. Los dos pisos entran en comunicación a través de sendas escaleras claustrales, con balaustres adornados con hojas de acanto construidas al este y al oeste.